martes, 26 de febrero de 2013

De brujos y edad antigua va la cosa

Ahora que la he actualizado voy a hablaros de la Saga de los Brujos y la Hermandad que hay en la sección de escritos. Empezaré diciendo que se trata de trasfondos para las tramas de rol que hicimos primero de la época clásica, allá por el siglo cuarto antes de Cristo, en tiempos del Imperio Ateniense y la Confederación de Delos, y después de vampiros en la Baja Edad Media, concretamente en el 1472, fecha de inaugarición de la Inquisición Española. La idea realmente era hacerlo cuando surgió la Inquisición, que fue en el 1184, pero... nos colamos. Así que voy a explicaros un poco de qué va la cosa con éstas historias.


Empecemos por el principio. Inspirados por la película Furia de Titanes, decidimos hacer nuestra propia aventura fantástica en el mediterráneo antiguo dirigida por mi compi Adrián, aunque antes nos metimos una buena empachada de películas de la época. Desde fantásticas como la propia Furia de Titanes hasta históricas como Alejandro Magno pasando también por éxitos recientes como Troya. Planeaba encarnar a un fiero guerrero íbero, pero al final, con la rallada que arrastraba de la anterior trama de Ciberpunk, decidí no participar y limitarme a observar los días que fuera a ver jugar a la cuadrilla las aventuras de Alucio el celtíbero, Neari el celta, Arion de Creta, Caronte el mirmidon y Aileen la amazona. En esa primera aventura, que comenzó en nuestra península, los aventureros recorrieron el mediterráneo guiados por una funesta profecía y teniendo que hacer frente a la misteriosa Orden del Martillo. 


En alguna de éstas partidas tomé las riendas de Arión, el mejor arquero de Creta, cuando mi amigo Escu no podía acudir, empuñando el poderoso Arco de Apolo, que desataba su poder al ponerlo al fuego. El caso es que la trama se cortó a mitad del laberinto del Minotauro por discusiones y cosas que no llegué a enterarme del todo ya que no fui a todas las partidas. En otro post os narraré éstas aventuras más detalladamente.


El caso es que con el tiempo y después de haber hecho otras tramas decidimos retomar la aventura antigua  y ésta vez sí que me decidí a participar con mi propio personaje, Samandar, el Fénix. No, no era un Fénix, si no un brujo, un cazador de monstruos hábil con la espada y la magia (cof, cof, The Witcher) de la Antigua Persia. Si, me inspiré en The Witcher porque... me molaba, punto, y me las arreglé para encajarlo en la mística Persia antigua, fuente me de grandes mitos y leyendas, muchas de las cuales aproveché en la medida de lo posible. Además me inspiré también en la saga Prince of Persia porque... Persia, Prince of Persia, obvio. Además me había estado viciando hacía poco a esa saga y estaba especialmente motivado en ese momento.


Y comenzó la segunda parte de la trama en la que nuestro aventureros vivieron grandes aventuras de... Una copia calcada de Espartaco, pero calcada, cosa que comprobamos cuando nos la vimos más tarde. Adrián se había visto la serie y, como le había gustado tanto, nos hizo vivir la temporada de cabo a rabo. Igual igual no fue, que también nos metió cosas de nuestra aventura, pero vamos, que entre eso y que, en una extraña forma, nos había mandado de una patada cuatro siglos en el futuro... Yo es que soy muy tiquismiquis con esas cosas y, si con alguna pequeña columpiada en pos del disfrute me aguanto, ahí ya se me hizo exagerada.


El caso es que al final salimos de la bota rumbo a Iberia, donde la trama avanzó un poco más entre la Orden del Martillo, la Orden de la Espada y reyes ibéricos varios hasta que tras discusiones varias quedó cortada de forma definitiva. Bueno, fue bonito mientras duró. Ya que la entrada se está quedando fucking larga os contaré el resto, en la trama de los vampiros, en una próxima entrada.

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