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viernes, 31 de mayo de 2013

Hembras de armas tomar


¿Sabéis? Ha sido al ver ésta escena de Juego de Tronos (ésta es una parodia, por si no lo habíais notado) cuando me he enamorado de Draeneris de la Tormenta. Lo he dicho bien, ¿no? Si, buena ha estado desde el principio, pero empecemos por el hecho de que estoy hablando del personaje, que ha pasado de ser una chiquilla indefensa prácticamente vendida por su hermano por el trono a ser una hembra de armas tomas, de las que me gustan. Por cierto, ésta imagen no tiene por qué espoilearos nada, que yo me la ví antes ver ésa parte en la serie y no la reconocí hasta el final de la escena.


Y de eso es de lo que quiero hablar, de las hembras de armas tomar, de mujeres duras, dominantes, con carácter. Hembras Alfa, como me gusta decir. Tías duras, como dicen algunos. Bueno, ya entendéis lo que quiero decir. Voy centrarme en las chicas de ficción, esas a las que todos podemos ver gracias a Internet. Es a éstas a las que cojo cariño en una historia, y no las pedorras a las que hay que estar salvando a todas horas. Porque los que hayáis visto Inuyasha no me negaréis que el pobre tiene que estar más pendiente de salvar a la condenada Kagome que del demonio al que toca partirle el morro.


Y con dominante no me refiero a la que tiene al novio cogido con correa cual perrito, caso muy habitual en la vida real. No, me refiero a la hembra alfa como digo yo, a la que destaca, a la que brilla, a la que tiene tal seguridad en si misma que lo transmite, que consigue que lo sientas. El ejemplo mas claro que os puedo poner ahora mismo es el de la Khalessi en la escena que he puesto arriba, ya que es en esa escena en la que he podido sentir ese dominio que es capaz de ejercer.


Con lo de las tías duras quiero hablar de algunos casos de quiero y no puedo, chicas que parecen duras pero que realmente, al menos para mí, no lo son. El caso que me viene mas rápidamente a la mente es el de Asuka de Evangelion, y también otros como el de Kitiara en la saga de la Dragonlance y Revy de Black Lagoon. ¿Qué pasa con estas tías duras, por qué no lo son para mí? Porque necesitan demostrarlo. Se pasan buena parte del tiempo diciendo lo buenas, hábiles, inteligentes y/o duras que son. Una tía dura de verdad no necesita demostrar nada, es una tia dura y lo sabe, y tú lo sabes porque lo transmite, bien con su actitud, bien de otra forma.


En cuanto a lo de tener carácter, bueno, no creo que necesite explicarlo, pero voy a hablar un poco de ello igualmente. Empezaré diciendo que no es lo mismo tener carácter que mala leche, y menos aún que ser mala. Una puede ser una buena chica y plantarse con firmeza ante los problemas, éso es tener carácter, que también puede serlo una chica mala. Una puede enfadarse fácilmente y luego achantarse con la misma facilidad cuando la cosa se complica.


Dándole vueltas al tema di con este vídeo del Crítico de la Nostalgia que ha hecho recientemente y en el cual trata de respondernos a la pregunta de por qué tanto odio a las princesas. A mí me ha gustado, y por ello os lo recomiendo.

Y tras verlo me quedó claro que antes que una princesa prefiero a una reina, una de armas tomar. ¿Y por qué hablando de carácter y esas cosas me he centrado en personajes femeninos? Pues porque como en el caso de de reyes y reinas en éste último vídeo, son cualidades que normalmente asociamos y buscamos en los personajes masculinos, prefiriendo cosas como la inocencia y el decoro para los femeninos.


Os habréis fijado en que las chicas que puesto son mayormente de los dibujos animados. ¿Por qué? ¿Acaso tengo algún problema con las interpretadas por actrices? Lo cierto es que no sabría deciros. Puede que sea que de siempre me ha tirado más la animación que les series con actores, que no por ello dejan de gustarme. El caso es que son las que mejor consiguen encandilarme.


Y hablando de chicas con carácter, hay un relato, capítulo más bien, que escribí hace como un año ya y que estos días le estoy dando vueltas de pulir y reescribir algunas partes que tras escuchar las opiniones de quienes lo han leído considero que se pueden mejorar. La historia trata sobre un pueblo dominado a la fuerza por mujeres... agresivas, y considero que os gustará como ha gustado a quienes lo han leído. Para vosotros El más fuerte.

viernes, 8 de marzo de 2013

viernes, 1 de marzo de 2013

Cosas de Fe

¿Por qué creer en un Dios? ¿Por qué profesar una fe? Si, hoy toca meterme con la religión. Bueno, no meterme con ella, sólo ponerme tocapelotas. Para los que tengan ganas de ofenderse lo diré otra vez, si vives tu vida profesando tu fe y eres feliz con ello me parece perfecto, el caso es que YO tengo mis dudas.


A ver, vamos a suponer por un momento que Dios existe más allá de toda duda, ¿vale? Existe, está ahí. Bien, mi primera duda. ¿Qué valora más a la hora de enviar a alguien al cielo, a una buena persona que no cree en él, que no necesita creer en él para serlo, o a una mala que sí lo hace, que va a misa y todo eso?


Luego está la duda del dios verdadero, ¿cuál es? Vale que el dios judío/cristiano/musulmán es el mismo, pero para mí eso sólo empeora la cosa porque, ¿cómo puede un dios benevolente que sus súbditos se maten de esa manera por él? Vale que es tentador hacerse de rogar, pero hasta cierto punto. O eso o es un dios troll, un dios bastante hijo de puta. Es más si lo admitiera yo lo aplaudiría, un dios capaz de que la gente se matase por su favor, aunque claro, igual precisamente por eso dejarían de seguirle. Si es que a los mortales nos gusta la hipocresía.


Pero claro, está el tema de que no es su voz la que oímos, si no la de sus representantes, que quizá prefieran dar su propia versión de sus palabras. Vamos, que para mí cualquier organización religiosa son una panda de jetas interesados. Que las habrás que no lo sean, y que dentro de las otras habrá gente que no lo sea, pero para mí lo son, porque reciben muuucho dinero, ¿a cambio de qué, fe, guía? ¿Qué es eso, sector servicios? Porque cobran del estado, no de sus clientes.


No, no me gustan esas organizaciones. Opino que la fe es cosa de uno mismo y que no debería ser guiada por otras personas. Vale que te pueden surgir dudas, como en cualquier tema de la vida, pero joder, ahora tenemos internet. Google puede responder a cualquier pregunta  Bueno, al sentido de la vida igual no, pero es que todos tenemos un límite. Acabo de pregunta y me ha respondido que son los Monthy Python.


Y volviendo al caso de varios dioses. ¿Si me muero y para uno voy al cielo y para otro voy al infierno, qué pasa, se pelean por mí? Que halagador. 


Porque, vale sí, a mí también me molaría que hubiera un dios todopoderoso ultrasupermegachachimolón, pero como en el caso de las sirenas del Discovery MAX, así sin algún tipo de prueba no me lo creo.

Pues eso, estos son mis desvaríos por hoy.

jueves, 28 de febrero de 2013

Tratando de llegar a alguna parte

Ayer, entre Ergo Proxy y Yume Nikki, recordé esa sensación que me invade cuando me expongo a éste tipo de cosas, una sensación de que hay algo dentro mí, en mi interior, en lo más recóndito de mi mente. Una respuesta, un algo. Y esa sensación de que, si llegó hasta allí obtendré esa respuesta.


¿A qué? No lo sé. ¿El motivo de mi existencia? Quién sabe. Y es cuando veo esas series. juego a esos juegos o me sumerjo en esas historias cuando tengo la sensación de que me estoy acercando, de que estoy cada vez más cerca de la respuesta, pero es entonces cuando tengo que hacerle frente.


Es entonces cuando surgen esas emociones, esas sensaciones, tan fuertes en un torbellino que se me llega a hacer insoportable. Y ahí estoy yo consumido por el desasosiego, desamparado por la falta de respuestas. La propia experiencia no me da lo suficiente, así que me sumerjo en Internet en busca de respuestas, respuestas que no siempre obtengo. Y aun cuando las obtengo, esa sensación sigue sin desaparecer, no puedo acercarme más, ese punto sigue fuera de mi alcance.


Y al final me desplomo hecho polvo tras afrontar semejante torbellino, cansado, frustrado, descorazonado. Al final ya sólo me queda irme a dormir para que un sueño reparador cure las heridas que tamaño esfuerzo ha causado en mi psique. Ese punto, ese lugar, tendrá que esperar.

domingo, 10 de febrero de 2013

You cannot grasp the true form of this blog

¿Notáis algo raro aqui en el blog? Si... un fondo un poco... raro.


Bien, amigos, éste es Giygas. Algunos, bien pocos, lo conoceréis por ser el enemigo final de Earthbound, uno de los mejores videojuegos de Super Nintendo que he podido jugar... emulado en el ordenador. El señor del mal. Qué digo, el mál mismo encarnado, la destrucción, el fín... Y sin embargo, sólo quiere un poco de cariño. Antes de empezar, ésta entrada está inspirada en ésta otra, y en esencia voy a contar lo mismo que su autor, pero a mi manera, como yo lo veo. Vamos, en español.


Vamos a centrarnos en éste ser, con el que en cierto modo me he llegado a obsesionar. Empezaré explicando un poco qué es lo que pasa con él. Antes de ser esa cosa informe que tengo de fondo éste ser era un alienígena de una raza con capacidades psíquicas extraordinarias, y también el antagonista principal de Mother, el antecesor de Earthbound. Muchos no podréis evitar pensar en su parecido con Mew y Mewtwo, los Pokemon. Bien, es lo que tiene que ambos juegos compartan desarrolladores.


El caso es que, perteneciendo a una raza de seres fríos que habían desechado las emociones, fue criado por dos humanos abducidos de la tierra, George y Mary, y llegó a amarles como si fueran sus propios padres. Con el tiempo George escapa con el conocimiento del poder psíquico de ésta raza a la tierra. De Mary no se sabe, pero supone que murió con el paso de los años. Y muchos años después ésta raza encarga a  un Giegue, su nombre cuando todavía era un ser vivo "normal", ya adulto la misión de acabar con la raza humana para que no puedan usar su poder tres generaciones humanas después.


Ahora es un ser frío que ha dejado de lado sus emociones como el resto de su raza... no del todo. El caso es que Ninten y los otros protagonistas del juego se las arreglan para aprender la nana que Mary le cantaba cuando era pequeño, con la que, como dice ella en una escena del juego, movía la colita como un cachorrito cuando la oía sentado en su regazo. Y en la batalla final nuestros héroes no tienen nada que hacer frente a su poder abrumador, más que cantar.


Bien, tratad de poneros en su situación  Después de haber tenido una infancia feliz con tu madre has sido obligado a comportarte, a ser, tan frío sin emociones como el resto de tu raza. Vamos, lo que se llamaría la presión del grupo, cosa que todos nos ha tocado si o sí, en el trabajo, con los amigos o donde sea. El caso es que después de haber conseguido enterrar esos bonitos recuerdos en lo más profundo de su corazón llegan esos advenedizos y comienzan a cantarle esa canción que con tanto amor oía de pequeño.

Remake de la canción

¿Alguna vez se os ha metido un recuerdo o idea en la cabeza tan doloroso que os habéis llevado las manos a la cabeza mientras decíais no, no, no, ya basta? A mi alguna vez la cabecita me ha jugado alguna mala pasada con ideas... rocambolescas. Pero vamos, sabéis de sobras que los recuerdos dolorosos... duelen. Pues a Giegue éstos recuerdos se los están tirando a la cara, escupiéndoselos. Conforme oye esa música esos recuerdos acuden de vuelta desde el rincón más oscuro de su mente, de su corazón, desgarrándole desde dentro en el proceso.


Finalmente, no puede más que rendirse y huir de la tierra con sus huestes. Y todo habría sido tan fácil si acabara aquí, pero su deber, todavía pendiente, y su deseo de enterrar definitivamente tan doloroso recuerdo pondrán en un futuro en peligro a todo el universo. El caso es que él no quería destruir la tierra realmente, pero era su deber. Y en las últimas conversaciones del juego descubres que no odia a Ninten, el protagonista que le planta cara, si no que por ser descendiente de la mujer a la que amó como una madre le da la oportunidad de salvarse, de ser su amigo.

Ya que el post me está quedando jodídamente largo acabaré la historia en otro, donde la tragedia alcanza su culmen.

domingo, 3 de febrero de 2013

Sólo una perra

Hace un rato he leído éste artículo de Reverte en el XLSemanal. Para los que no lo sepáis, es la revista que viene con el Heraldo de Aragón los Domingos, y que compramos en mi casa. Me gusta mucho esa revista. Tiene artículos muy interesantes, aunque algunos un poco crudos.


Hablando de. Se me ha encendido la sangre leyendo el artículo de Reverte, Era sólo una perra. ¿Cómo puede esa gente...? ¡Argh! ¡Es que los...! ¡Les haría...! ¡Y aun encima nadie lloraría la muerte de esos cerdos! ¿Tan difícil era dejarle a esa gente hacer? ¿Parar por un momento?

¿Tan poco les importa una vida? ¡Tan poco entonces me importará la suya!

Tranquilos, no voy a hacer ninguna barbaridad por mucho que me gustaría. Hacer esas cosas que querría hacer darían un giro brutal a mi vida que no estoy por la labor de dar. Ya se que a veces me quejo de que es un coñazo, pero tampoco es tan mala. Y tiene momentos gratificantes, como la partida de rol que hice ayer con mis amigos, que quitando alguna cosa disfruté mucho.

¿Y qué haré entonces, tanto quejarme de esto? ¡Quejarse de cosas es absurdo si no vas a hacer nada al respecto! Bien, puede que no sea mucho, pero afrontaré el tema con ficción...

No sabía por qué, pero le dolía mucho la cabeza. No veía nada, sólo oscuridad. Intento moverse, pero no podía, estaba atado. En su espalda podía sentir el frío tacto del suelo, especialmente en la nuca, donde el tacto era metálico. Y entonces pudo ver un pequeño brillo frente a él, la punta ardiente de un cigarro.
-Veo que ya has despertado -dijo una voz tras él.
-¿Quién...? ¿Quién eres? ¿Qué está ocurriendo?
El pánico le invadía por momentos.
-¿Sabes por qué estás aquí?
-¿Aquí? ¿Donde?
-Sobre una fría y húmeda vía.
Entonces se dio cuenta de que estaba atado a la vía, a la vía del metro. Conforme sus ojos se adaptaban a la oscuridad podía reconocer la forma del túnel y la silueta que se iba dibujando tras la diminuta fuente de luz.
-¿Por qué me haces esto?
-¿Tanto costaba hacer algo?
-¿Algo? ¿De qué?
-Una pobre perra murió aquí tras varios días soledad, terror, agonía.
-¿Qué? ¿Que clase de broma es esta?
-No es una broma.
-¡Dios! ¡Sólo era una perra!
-¡Y tú sólo eres un cerdo! -respondió con rabia.
-¿Por qué... por qué quieres hacerme esto?
-¿Crees que es esto lo que quiero hacerte? Imagínate vagar desnudo, sin ojos y sin lengua, por estos túneles hasta que un tren acabe con tu misera. ¡Eso es lo que quiero hacerte! Pisotearte ahí donde estás hasta que te mueras. ¡Eso es lo que quiero hacerte! Pero no, he decidido tomármelo con calma y ofrecerte la oportunidad de que reflexiones durante tus últimos minutos de vida sobre lo que has hecho.
-¡Estás loco!
-Y tú atado a una vía.
Y entonces comenzó a oírse algo, un murmullo.
-¡No! -gritó aterrado imaginando lo que era.
-¿Tienes miedo? Imagina lo que debió sentir esa pobre perra.
En ese momento comenzaba a apreciarse la luz del metro.
-¡Maldita sea! ¿Por qué me iba a importar la vida de una puta perra?
-Porque lo mismo me importa a mí la tuya -dijo antes de tirarle el cigarro y marcharse.

martes, 29 de enero de 2013

Libertad, ¿en qué consiste?

Hoy quiero ponerme un poco filosófico, en plan... en plan... yo, por ejemplo. Vamos que me apetece daros mi opinión sobre un tema. En este caso, la libertad.


Para mí, así a bote pronto, es la capacidad de poder tomar tus propias decisiones. Facil, ¿no? Quizá no tanto. Lo que quiero decir es que no todas las decisiones que tomamos en nuestra vida son nuestras, y que a veces tomado la decisión que hubiéramos querido por obligación, por miedo o por otra causa.

Os daré un caso mío. Un día de elecciones cogí el sobre con el voto que había preparado mi padre. Vamos, que no decidí yo a quién votaba, ya que en ese momento no me importaba mucho. Pero luego me jodió, ya no porque a quién había votado no me gustara nada lo que estaba haciendo, que también, sino porque no tomé esa decisión. No decidí por dejadez, y por tanto no había nadie a quién echarle la culpa más que a mí.

Y el tema de la religión. A ver, como lo explico. Un día, echando el café, vi éste artículo de XL SEMANAL, en el que dos mujeres musulmanas hablaban de como habían abrazado su fe y cómo vivían su día a día. Lo me pinchó especialmente fue el punto que dice "Hay soluciones predeterminadas para todo. Están recogidas en el manual que el profeta dejó a sus seguidores. Toma las decisiones por ella y regula el día a día" y que la mujer está tan contenta con eso. Yo odio eso.

No tengo nada en contra de la gente que sigue una fe, si son felices haciéndolo pues bien por ellos. El caso es que yo no necesito que ningún dios, libro ni hombre religioso me diga si lo que hago está bien o mal, ya soy mayorcito para velo por mi mismo. Un día se puso mi tío a darme la tabarra con el tema. Que tenía leer la palabra de cristo y esas cosas. Se que lo hacía con buena intención, y me parece bien que se preocupe por mí. Pero me toca las pelotas que me digan lo que tengo que hacer. Es mi decisión, no la de ellos.


El caso es que mucha gente no decide con libertad, no decide por ella misma. ¿Y por qué? Por que la libertad pesa, la libertad implica responsabilidad, cargar con la responsabilidad de nuestras decisiones, y es más fácil y como dejar la responsabilidad en otra persona que tome la decisión por ti, sea un dios, tu padre o tu jefe, sobre todo si lo has hecho mal.

Pues yo prefiero cargar con el peso de mis decisiones, y si he tomado alguna mala decisión quiero poder decir "Es cierto, me equivoqué, pero tomé esa decisión porque entonces consideraba que era la correcta". Aunque debo admitir que también tengo miedo algunas veces cuando la responsabilidad es muy grande.

Y es que, la libertad cuesta.


Pero como bien dijo Kittan en sus últimos momentos, lo hago porque quiero.
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