Ayer fue una noche molongui, ya que hicimos una cena japonesa casera, vamos hecha en casa, entre mi cuadrilla y unos buenos amigos de Montañana.
¿El menú? Shushi, currí y udon que, para no alargar más la fase de cocinado, que nos moríamos de hambre, acabó formando parte del curri. Tampoco faltó wasabi, aunque al final no me comí un trozaco de los buenos, sí uno como dios manda, pero no uno fucking bueno como el que me comí hace tiempo en un restaurante japonés que se acojonaron tanto mis amigos como la camarera. Dios, casi me muero. Desde entonces le he cogido el vicio.
Si os interesa y vivís en Zaragoza, la tienda donde cogimos los ingredientes está en al lado de la Avenida Goya, a la altura de Gran Vía. Os daría mejores indicaciones, pero no sabría concretaros más. De todos modos el sitio se deja ver, algo en plan Dia pero con unos Kanjis, letras japonesas, enormes.
A parte de eso también jugamos un poco al BANG!, un juego de mesa de vaqueros con cartas en el que te liarás a tiros con los otros jugadores, además de hacerles putadas varias.
Pues eso, que fue una cena muy amena en la que ambos grupos, mi cuadrilla y los amigos frikis de Montañana, hicieron toma de contacto. Al principio costó un poco romper hielo, cosa normal, pero después ya fueron charrando y conociéndose mejor. Y yo, que venía arrastrando la resaca desde el día anterior, me quedé si fuelle un poco más tarde de las dos y me fui a la cama a echarme en el sobre mientras ellos se despedazaban mutuamente.
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