Un finde de muerte

¡Hala, ya me he pulido el oral de inglés! A parte de eso... han pasado más cosillas éste finde.

¡Sobre todo zombies, zombies veraniegos! El caso es que durante éste finde ha caído una viciada de las buenas al Dead Island, juego de zombies en el que encarnaremos a uno de los cuatro supervivientes inmunes a la infección que deberá abrirse paso entre hordas de muertos vivientes e infectados a lo largo de la isla para saber qué coño está pasando y escapar de allí... si pueden.

El motivo de la viciada conjunta es que podéis juntaros hasta cuatro amigos y completar la aventura conjuntamente con una mayor cantidad de enemigos y diversión y con un ritmo más frenético. Lo que no tengo claro si al final nos grabamos jugando o no. En caso afirmativo no tardaréis en ver nuevo vídeo en Youtube con nosotros haciendo el monguer. Cuando haya profundizado un poco más en él le dedicaré una entrada.

También tocó la partida de rol de vigor, aunque estaban tan espeso y cansado que tuve que cortar a mitad. Aun así nos lo pasamos guay en la aventura subterránea que empezaron ayer nuestros valientes aventureros y en la cual tuvieron que hacer frente a más y más bizarros insectos mutantes devorahombres. Vamos, como los que más de uno tendrá bajo la cama.

Y lo que fue el propio examen, guay. En la facultad de ciencias. A pesar de los nervios me desenvolví sin problemas, y aunque no nos dicen todavía la nota yo creo que lo hice bastante bien. En parte porque la compañera a la que tocó conmigo iba algo más cortadilla, así que me crecí. A parte también me esforcé por darle un poco de coba a la chica, que no era plan hacer que la tumbaran. ¡Y menudo frío hacía, cagüen la puta! Es lo que tiene el cierzo aquí en Zaragoza, que te curte a base de bien.

Y después de eso un buen tapeo con los compis en el Montesol, bar que está al lado de la Universidad de Zaragoza y que los que vayan a ella conocerán. De esas pataticas que veis a la izquierda cayeron dos rondas además de las cañas de rigor. Nos echamos unas risas celebrando adecuadamente nuestro éxito en la prueba. Aun no sabemos los resultados, pero seguro que salió bien. Sin optimismo no se va a ninguna parte.